
Darind, península o más bien isla si no fuera por el retazo de tierra que la unía al resto del Viejo Mundo, llamada la Espina, era un país colosal, tan vasto que asemejaba mas a un continente, de paisajes verdes, húmedos e inviernos gélidos. La capital era Rhaven situada en la zona portuaria de la Costa Dentada al noreste desde el centro del país en la provincia estado de Redrevorn. Rhaven, existente desde tiempos remotos, siempre ha sido el núcleo del comercio entre Darind con el resto de tierras que se extienden por el Mundo, incluso fue el origen de la religión mandante en el resto del mundo, el culto a la diosa Serea, así como núcleo de la logística interior de la península, residencia del rey y el consejo nobiliario formado por todos los monarcas de cada estado en que se dividía el país, como eje político, eje social, eje cultural,… y eje del punto de mira de numerosas naciones.
Así es, la riqueza de Rhaven iniciaba a copiosos, y no menos codiciosos, emprendedores a entablar contacto, ya fuera por medio del mas legal de los legales comercios o por medio de las armas. Por si las moscas, el rey progenitor del actual regente expansionó a un ritmo espectacular sus excedentes militares y sus últimas tecnologías bélicas. Hecho que provocó muchas veces, por no decir invariablemente, que toda empresa hostil fuera barrida antes incluso de atravesar las fronteras.
Darind, en efecto no se ajustaba a los hechos entonces, su evolución parecía imparable, su fuerza militar indestructible, sus lujos incontables. Cuando se hablaba de riqueza continuamente se mencionaba Darind. Allí se reunian multitud de razas y criaturas, elfos, humanos, enanos, gnomos, los Lammen,…Todo absolutamente en contra de los hechos habituales en las demás naciones.
Se instauró innovadores sistemas de combate estratégico, como la creación de marcas en las fronteras, donde todo habitante, no nomás no pagaba prácticamente impuestos, exceptuando el cobijo y manutención a las tropas allí estacionadas, sino que además había de encargarse exclusivamente del bloqueo y repelo de toda invasión. Por supuesto, la marca que tenía el honor de aguantar mayor número de ataques era la del sureste tocante con el inconmensurable Viejo Mundo llamada la Comarca Verde dentro de la provincia Surran en el estado de Sagner.
Pero una vez más Darind, o por qué no decirlo, la “excepcional” Darind, no se ajustaba a hechos comunes, puesto que en los últimos años esta marca quedó, sin sobrepasarse diciendo nula, poco explotada.
El honor pasó a la marca noroeste formada por la provincia de Sterlink en el estado de Norlan, la que señalaba el mundo inexplorado, el oscuro y misterioso mundo allende del mar.
La gloriosa provincia resultaba ahora mucho más acostumbrada al conflicto y la pena. Al desastre de la guerra. Puesto que nunca Darind había experimentado con la cruda guerra, al menos no con esa intensidad.
Los nuevos codiciosos no buscaban Darind, buscaban la dominación absoluta. Se hacía llamar el imperio Dorkarl y se sabía que controlaban tierras muy pasadas la línea del horizonte oeste y norte. Y su emperador Hager Von Klum no se mostraba muy abierto a negociaciones. Rendición incondicional o muerte.
Los pasados excedentes militares se desgastaban en esas tierras. Los oficiales desertaban o descubrían nuevas posibilidades en otros bandos. Crecieron nuevos cultos paganos y oscuros, cultos al sacrificio y el dolor. Aunque nadie quería que se impusiera la nueva cultura. Todo el mundo se vanagloriaba creyendo conocer y asegurando la simpleza de los nuevos invasores, lo que nadie sabía, es que lo que se creía saber solo era la punta de un iceberg mucho mas grande.
El nuevo enemigo al que el Viejo Mundo se enfrentaba era terrible. Un enemigo incansable, misterioso, de guerreros de élite, bien equipados y apoyados por artes desconocidas. El estado mas septentrional de Darind ya estaba prácticamente sometido solo restaba la ciudad fortaleza de las montañas de Brun en la marca de Sterlink. Se contaban día a día las bajas de los asedios. La consumación de Darind parecía, al fin, ser posible incluso probable. El mundo temblaba ante el martillazo de Dorkarl.
El hecho de que la marca de Sterlink fuera ahora el muro de contención y Darind no recibiera ataques en dos frentes, se debía a que el quebradizo Viejo Mundo no se encontraba en situación de perder Darind ante los nuevos invasores y posteriormente resistir la guerra venidera. Así pues, no solo habían cejado de codiciar Darind además incluso se apoyaba el país con ejército regular semestral y cualquier tipo de ayuda en todo momento, incondicionalmente, pero siempre sometido a negociaciones y posibles imprevistos.
Nuestra historia comienza en los finales del año 1098 d.C. (Después de la Caída) y gira alrededor de un hombre que tuvo la oportunidad, algunos pensarán desgracia, de poder cambiar el curso de los acontecimientos. Su nombre fue Girean y su nacimiento ya indicaba la revolución en los cimientos del mundo conocido y los albores de una nueva era.
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