La saga de Girean
domingo, 22 de septiembre de 2024
Quizás la culpa sea mía...
Quizás la culpa sea mía. Quizás hay algo en mi que oscurece y languidece mi amistad. Quizás doy pena en mi estado sin quererlo o queriendo de víctima pero la pena es contraria al amor muchas veces ya no digo la atracción o el interés. Esto es aplicable tanto en parejas como amigos. No soy víctima soy superviviente y bajo muchas capas de esto se esconde un héroe que ha superado cosas que otros no superarian diariamente. No se trata de juzgar, sino de valorar y saberte valorar. ¿Qué paso he de tomar ahora?
martes, 26 de diciembre de 2023
Re-Conexión
En medio de colores de tonos acordes a la aterciopelada medianoche del lugar. Caminando por la calzada, mientras se atusaba con un ritmo sostenido el bigote, las luces artificiales iluminaban su rostro desde el cénit al paso de su andar con cierta premura ante la perspectiva del refugio del hogar.
Su cabello ondulado, volaba en la acuciada bajada por la que seguía. Y los farolillos como extraños duendes danzantes con timidez conferían una cierta intimidad a la escena, de otra manera oscura y solitaria. Sus pensamientos, a un ritmo a veces mayor a veces menor al de sus pasos, volaban de aquí para allá, entre horizontes lejanos y otros mucho más immediatos.
sábado, 10 de junio de 2023
Messina, culturas entretejidas
Messina, unas cuantas vidas multi-identitarias
Una lechuza levanta el vuelo bajo un sol cada vez más llano, desdibujandose en el horizonte recortado por bravías olas de las dormitantes Escila y Caribdis. Deidades que según el mito eran responsables de las fuertes corrientes que ocasionaron habituales naufragios en el estrecho de Mesina.
Andrómaca, recuerda viejos tiempos mientras el día da paso al ocaso. Cuenta a sus ahijados, historias de pasados no tan remotos. Cuando en la isla, solo se conocía la separación humana entre tres pueblos. Bajo la atónita mirada de los rapaces, recorren imágenes variopintas de hombres de naciones inexistentes. Lo que Andrómaca conoce, es que un día en Italia, bravos guerreros que tomaron las aguas desde el lejano oriente pusieron pies en una prácticamente salvaje ínsula.
Estos, los sículos, eran los más cercanos en linaje y familia, a Andrómaca, y aquellos moradores de la actual Messina.
Estamos a caballo entre el siglo IV y el siglo III a. C. La isla de Andrómaca ha protagonizado una de las mayores transformaciones nunca vistas en el Mare Nostrum. Andrómaca, sigue con su relato, el fuego empieza a crepitar la noche será larga, pero el día esconde un escenario tumultuoso. Un choque entre culturas difícilmente aplacable el preludio de la fatídica primera Guerra Púnica.
Hubo un tiempo donde los colores para diferenciar una tierra de otra no eran tan evidentes. Allá en los albores del siglo XV a.C. según fuentes como Díodoro Sículo o Tucídides. Aquellos Sículos (siculī) dominaban el este, los Sicanios (sicānī) se adjudicaron el centro de la ínsula, dejando la parte oeste para los Elimios (elymiī). Se dice que tradicionalmente emigraron de tierra interiores de Italia, expulsados después de varias guerras, y en un proceso migratorio que les llevaría a donde nos encontramos. Durante un lapso de tiempo gobernaron, dedicando su economía a la agricultura y organización tribal, antes de que otras culturas más poderosas los absorbieran. Fue así como el helenismo se abrió pasó como el espolón de un quinquerreme sobre calmadas aguas. Pero eso estaba cambiando a un ritmo vertiginoso la sombra de Roma crecía y así como una conífera ahoga un arbusto, Cartago la imperiosa, no permitiría que eso sucediera. En el centro Messina, un núcleo urbano entre dos civilizaciones en choque.
Andrómaca, tras una breve pausa reclinándose sobre triclinio del andrón, sala amueblada con ricos muebles de ciprés y olivo tenuemente iluminada con las lámparas de bronce y aceite. Con un gesto indica a Alcides, su esclavo más leal que vierta más, vino de Campania. Andrómaca forma parte de una oligarquía que pronto verá como sus lujos pasarán a nuevos manos, suele suceder así. Cartago extiende sus manos, pronto el mediterráneo verá un duelo de titanes, los mamertinos se han revelado.
Sicilia era una isla de interés geopolítico claro, los antecesores de Andrómaca, Mesana era un punto estratégico, construido en el extremo nororiental de Sicilia, y lugar de paso con el continente junto con Regio habitada por un pueblo pacífico. Andrómaca, al amanecer habrá sido desterrada juntos con sus ahijados, la ciudad convertida en una base militar de los mercenarios, piratería y pillaje su nuevo producto interior, y la venta de cautivos. Acuñaron moneda con imágenes de sus dioses. Se expandieron antes por la isla antes de que Siracusa bajo el mandato de Hierón tomara cartas en el asunto.
Mesina adopta el nombre por la inmigración de mesenios desde el Peloponeso, o Regio, polis bajo el mandato de Anaxilao de Regio que recordó su antigua patria para escoger curioso nombre. A pesar de sus raíces itálico tribales el período griego sería el más remarcable previo a la conquista romana. Pasó a muchas manos de reyes griegos, algunos de la zona de Regio, otros de Siracusa, polis más importante de la ínsula, otros de la lejana Atenas. Saqueada y destruida por Cartago, fue repoblada bajo el mandato de Dionisio I de Siracusa, centro de influencia con poder centralizado en tiranos y oligarcas. En estos tiempos, los de Andrómaca, Mesana, en el extremo oriental de la isla, carecía de la influencia y poder de su hermana mayor Siracusa, en este instante de la historia gobernada por Hierón de Siracusa.
La influencia griega de la isla, con su epicentro en Siracusa, se traducía en un escenario social estratificado para hombres y mujeres. Las mujeres como Andrómaca a pesar de formar parte de la oligarquía, veían su esfera de influencia relegada exclusivamente a tareas doméstica y en lo religioso. Los hombres tenían la voz cantante. Menos curiosamente cuando el varón “facilitaba” jóvenes amantes a sus esposas con lo que no sólo garantizaban una “diversión extra” sino que además otorgaban al hijo doble herencia y todos contentos.
La religión eminente en Mesina en esta época era la que dominaba todo el panteón griego extensamente conocido. Dioses antropomorfos, tan parecidos a los hombres que los relataban, que muchos matrimonios podrían sentirse bien intranquilos, ante un potencial adulterio llegando al alarmante incesto divinizado o la pedofília más corriente. El peso del libre pensamiento y la filosofía tuvo sus días mejores y sus declives, no se practicaba de la misma manera en todas las polis pero todas tenían algo en común: estaba sustentado bajo una ingente base esclava, que hasta el más pequeño candil sostenía para abrigar hogares de patios descubiertos al cielo. Afortunados y con gusto si podían disfrutar de pequeños placeres dependientes de la generosidad de sus propietarios, siempre y cuando fueran los elegidos en un fértil comercio de esclavos.
Nuestra ciudad, amurallada en alguna ocasión,
siempre estuvo a la sombra de otras grandes, como las del Regio, en la península Itálica, o la ya mencionada Siracusa, que ejercían la mayor de las influencias. Estas como cualquier pueblo griego consideraban el ocio un pilar en la vida diaria y de las creencias que disfrutaban. La dramaturgia fue uno de los más ingeniosos inventos que hemos heredado de estos pueblos, actualmente el yacimiento más importante de la provincia de Messana, Taormina, conserva un anfiteatro en impresionante estado de conservación.
Andrómaca, forma parte de esta sociedad en nuestra historia, su habitual “atrezzo” lo forman dos piezas de ropa, el peplo y la túnica, le primera como ropa interior y la segunda, exterior. Estas piezas podrían en alguna ocasión ser intercambiadas entre sexos. Solía como era habitual a una dómina de su clase, adornar su rizada cabellera con extensos y aparatosos peinados, las joyas debían ser visibles. Pero depende el día, perfilaba el lóbulo de sus orejas, o se enroscaban cual reptiles entre piernas o brazos, y muchas de estas veces alrededor del cuello. Se creía que las mujeres en el ámbito de esta cultura, ya usaban sostenes de distintos tipos interiores o visibles, a menudo remarcando las formas de los pechos.
Anfiteatro de Taormina - província de Messana. El mar Jónico enfrente y, al fondo, la cumbre del volcán Etna.
Aunque pasaron diversas civilizaciones, se conservan principalmente vestigios romanos
martes, 14 de agosto de 2012
V
Apareció de entre
sombras y matorrales, árboles y hojas caducas, tal y como la recordaba. A pesar
del tiempo, la recordaba exactamente así. Como una nebulosa lejana e
inalcanzable, borrosa como el polvo astral a ojo de telescopio desde el zaguán
del hogar en las largas noches de invierno. La recordaba luminosa como la
estrella más cercana, pero volátil como cualquier astro itinerante que solo
está de paso. Y ¿cómo es que a pesar de tanto tiempo seguía naciendo en él tal
explosión de sentimientos y recuerdos simplemente con imaginarla? No había respuesta.
Allí estaba, una
noche más, le costaba discernir si era producto de tantos sueños reiterados o
alguien que había tomado imagen y cuerpo de sus pensamientos.
- Eres tú. Siempre
eres tú. ¿Qué haces aquí? ¿Por qué no me puedes dejar solo? ¿Qué busco de ti?
Sólo alcanzaba a
distinguir ligeramente su figura recortada en la oscuridad y facciones. Le
pareció distinguir una sonrisa, bien amplia. Era de esas sonrisas que tanto le
habían inspirado antaño. Esas sonrisas que le hacían achinar aquellos bellos
ojos celestes. Tan sólo con una de esas sonrisas sinceras, una de esas miradas
inocentes y alegres, había creído que nada más podía esperar de un mundo tan
terrenal como humano. Sentía que no quería morir y que su último deseo fuese uno
de esos instantes.
Estos recuerdos le
producían en los labios sabores afrutados y dulces, aromas frescos y sutiles,
acompañados de fresca brisa y un sol radiante de verano. El sonido de los
abetos al mecerse con el viento y quizás una o dos cigarras cantando.
Qué podía hacer para
deshacerse de su influjo, si aún en la distancia del tiempo y el espacio, si
aún ni los muchos pesos de la responsabilidad y ocupaciones adultas le alejaban
de aquel sueño inocente e ideal de antaño. Si en cualquier instante de intimidad,
de tiempo vacío, volvía como un mar que invade los diques cavados de un
castillo de arena.
- Soy yo, amor. Y,
siempre seré yo. Tuya. Para siempre. –
Cómo una lamia de
viejos deseos prometidos ahora depredadora de almas.
.................................................
Lo
que no se contó ni se contaría en anales de libros de historia, ni en tratados
estudiados en colegios, ni en ningún cuento para antes de dormir, ni siquiera
en algún pequeño epitafio conmemorativo en la tumba de algún anónimo, fue lo
que ocurrió después. El final de aquella campaña sería, gratamente, olvidado y
desterrado de la memoria del valiente, o más bien, borrado de la mente
desgarrada, arrancada y descuartizada del afortunado que sobrevivió a toda
aquel deplore humano.
domingo, 8 de julio de 2012
IV
Aquella hora del día que tanto le asustaba llegaba sin pausa ni misericordia. Girean con aire ausente hacía gala de su personalidad abstraída. Se sentía amargado siempre en aquellos momentos cuando la luz del día marchaba y se encontraba con sus pensamientos y recuerdos como únicos compañeros de alcoba. Había pasado la hora de cenar hacía un buen rato, horario que parecía no ajustarse bien con él. "La noche es caprichosa y misteriosa, absorbe los restos de humanidad, y esconde tanto dolor bajo su aterciopelado manto de penumbra..."
“Otro día más…” Pensaba. “No creo que viva largos años siguiendo este ritmo de vida.”
La amargura oscurecía su corazón ese día especialmente y, de hecho, también los días anteriores. “¿Porque no puedo ser feliz? ¿Es cosa de estos tiempos tempestuosos que afrontamos? ¿Qué me pide el corazón?”
Su semblante estoico entrenado desde años tempranos, como barrera hacia los demás, disimulaba la pesadumbre y la sombra que parecía cargar su consciencia. Decidió salir de la tienda y dar un largo paseo que le permitiera conciliar el sueño y una posible pequeña paz interior, como píldora indispensable para su cuerpo.
- No, esperad aquí. Necesito estar solo, no quiero que nadie me moleste.- Mientras se dirigía a los guardias personales. Una poderosa compañía formada por los mejores guerreros especialmente seleccionados y entrenados para acudir en cualquier demanda de su comandante.
Mientras recorría los amplios caminos entre tiendas observaba la luna decreciente. “En pocos días dejará el cielo negro y después volverá a despuntar como ciclo reiterado hasta el fin de los tiempos, ¿tendrá mi alma el confort de la luna llena alguna vez?” Se sentía triste de alguna forma sentía añoranza por su familia desconocida, y por la familia adoptiva que había dejado atrás hace años. Recordaba las fuertes discusiones que habían mantenido alguna vez. Discusiones con las que se asustaba de si mismo, se miraba al espejo y se sentía desgraciado, despreciable. ¿Cómo podía reaccionar de aquella forma, como no podía contener ese temperamento?
Le entristecía sobremanera pensar en aquellas cosas, no habían sido pocas las noches que lloraba arrepentido de sus actos. Y fue una de esas noches la que cambiaron el rumbo de su vida definitivamente.
Paseando entre tiendas, veía ahora algunos de sus soldados patrullando en su turno de vigilancia nocturna. Inclinaban, levemente y con gesto cansado, la cabeza al verlo pasar.
- Mi señor.
- Milord.
Recordaba todo aquello y sentía un gran pesar en su consciencia. Pesar por haber tenido posibilidad y no haber sabido pedir perdón. Por no encontrar las palabras de afecto necesarias que hubieran nacido en cualquier buen hijo. En una de esas noches de no encontrar palabras, de no encontrar la expresión de amor necesaria para los demás, cogió lo necesario y marchó para no volver nunca más. Justo cuando su vida empezaba a tener un camino marcado por la orden de caballería a la que con gran dificultad había sido capaz de acceder, la Orden de Plata.
Rió interiormente al pensar en ello. – No podía ser como un cuento de fantasía, al menos no para mí, no tiene solución, ya es demasiado tarde, nacemos, morimos y decidimos, a veces no tan acertadamente. ¿Podré encontrar consuelo a esta amargura algún día?
Se apartó un poco de la hilera de tiendas del campamento que flanqueaban la arboleda de la colina dónde se asentaban. Con agilidad aupándose en el tronco escaló un achatado roble anciano y desde una de sus ramas más gruesas observó la vastedad de prados que se extendía en frente suyo. En menos de un día aquellos pastos se teñirían de la sangre de amigos y gente valiente. Ninguno encontraría misericordia entre la colina y allende aquellos campos. No había escapatoria posible.
Se sorprendió al notar una presencia a pocos metros detrás de él. Pocas veces lo solían descubrir desprevenido, pero esta vez faltó poco. “Realmente me conviene empezar a dejar de lado estas emociones…”
- ¿Quién anda ahí? Descubre tu identidad. – Inquirió mientras alargaba el brazo a la daga que siempre llevaba cuidadosamente envainada en el dorsal de su cinturón.
lunes, 2 de julio de 2012
Tú
Han pasado muchos meses ya, muchas semanas y centenares de
días. Han pasado millares de horas e incontables minutos. Ni un solo segundo he
olvidado aquellas palabras, ni tus gestos, no he dejado atrás tu tacto ni tus
perfumes. Recurrentemente me afloran memorias de frescor y calidez estival.
Remembranzas de épocas pasadas, tiempos más
felices para mi, suelo pensar, cuando todo mal era desterrado al olvido con sólo una mirada y un susurrar
al oído sintiendo tu cercanía.
Olvido que en
ocasiones llamando a la puerta me ofrece: ¡Podría
acabar con todo tan sólo si fueras diferente, si pudieras transformarte!
Sonríe con un gesto de dolor y tristeza. Con
mirada triste oigo su voz, pero yo, encerrado entre mis muros, me veo ligado
por cadenas de deseos y delicada esperanza y desesperanza. Intento gritar impotente
desconsolado al constatar cuan retorcidas son las directrices de Olvido.
Qué seria de mi mismo sin esas lágrimas derivadas de la
congoja. ¿Podría no volver a vivir aquello que una vez gocé? ¿O son sólo sueños
naif que fueron y no serán?
Pensarás que el corazón se compone de sencilla arquitectura
moldeable y reestructurable con la fuerza de voluntades racionales. Qué sólo fue
uno más de tantos, uno que deseó poder alcanzar un pedazo del terreno de los
sueños y tuvo su oportunidad. Qué el tiempo sería mi nuevo sustituto y que
cualquier consuelo se antepondría al dolor. Pensarás que el olvido es posible
para el alma separada, y que la fe brotaría con facilidad de tal disección.
Pensarás que estas cosas suelen suceder en los vientos de la vida mundana, que
la fortaleza es la única columna madre de un mundo de vanidades y valores
postergados. Y, ¿Por qué no?, te hubiera dado la razón en cualquier caso.
Pero incontables minutos han pasado, centenares de días y
demasiados meses y, aquí estoy, me miro al espejo y veo un hombre cambiado por
el peso de tristezas y sueños incumplidos. Ardiente de amor, repleto de cariño
gentil y altruista que vertido por dentro se ahoga al no encontrarte reflejada
a mi derecha. Alargando tu brazo por encima de mi cuello,
imprimiendo tu sello contra destino y disidencias, contra paredes y cristales,
temores y caídas. Concediéndome el placer de la sonrisa al observar tu suave
rostro y tu cabello resplandeciente volcándose sobre mi pecho. Promesas
repetidas de compromiso eterno, de felicidad inacabable. Tan afortunado me he
llegado a sentir a tu lado, tan pleno me he llegado a acostar en el lecho de
fantasías, que olvidando el lugar de donde provenía, allá donde nací, creí ser
capaz de tocar los cielos junto a ti. Nada nos separaría, nada nos rompería.
Pero aquí yazco, aun esperando y clamando a cuerpos celestes desconocidos, ¿qué será de mi?, cuando arrepentido no pude enmendar a su tiempo oportuno. Dejar escapar tus
manos de entre las mías, tus dedos en un último grito de auxilio deslizándose entre
los míos agarrotados.
Aromas y reflejos de sol estival. Luminoso, brillante y
caluroso. Extraño que aquí donde duerma haga tanto frío.
"Extrañar no tiene brazos, pero apreta fuertemente el corazón."
jueves, 27 de agosto de 2009
III
Desde la pequeña apertura de su tienda Girean observaba el ocaso, ensimismado y sumido en pensamientos a veces melancólicos.
Ahora era joven pero una vez aun lo fue más. Recordaba su pasado, la inocencia y despreocupación de la infancia, a pesar que desde pequeño ya se había enseñado que su vida no sería fácil y que debería sobrevivir en vez de vivir en el mayor de los casos.
Sus padres, más bien, padres adoptivos, los Dunian lo encontraron entre los restos de una villa de las montañas Durazk incendiada, atacada por incursores pieles verde mientras iban a comerciar con un cargamento desde la propia mina enana de Hikar.
En aquel momento solo tenía dos años. Ya no recordaba nada más.
Los Dunian pertenecían a la burguesía de Rhaven, especificando más, dirigían el gran gremio de mercaderes y se encargaban de alguna que otra transacción importante y bien pagada. Joyas, armas, esculturas,… labradas por enanos e incluso algunos elfos de ideas más liberales que se interesaran por el comercio “global”. Sueños de nobles de vida proletaria.
A sus dieciséis años, en contra de lo esperado, Girean, hijo “adoptivo” de Dunian, decidió enrolarse en la vieja comunidad de caballeros de Rhaven, la Orden de Plata.
Pasó las pruebas, tres fueron, las superó con sorpresa notablemente.
Sí… recordó, y que pruebas! Entre en el patio de la primera pensando que me habría de enfrentar a un dragón como aquel…como se llamaba… ¡Ah, sí! El tal Jorge, o Sant Jorge como le llegaron a llamar…
-¡Tu! ¡Estás fuera! ¡Anulado! ¿Me oyes? ¡No vales para estos tipos de tarea!-exclamó el juez, un tipo mayor, de facetas muy arrugadas y una barba espesa.
-Pero monseñor, ¡pasé! ¡Hice el recorrido!
-Así es. Lo hiciste. ¡Y de que forma! ¡Siguiente!
-Maldit…
-¿Como dice?-las arrugas se empezaban a remarcar aun más. Posó la mano sobre la empuñadura de su estilizado flamberge anudado a la espalda-¡Mire! ¡Un caballero es un caballero! ¡Y no alguien que se comporta como un mozo de cuadra de pacotilla! Aquí seleccionamos lo mejor, aquellos aptos para aceptar un rígido código. Así que no me haga actuar severamente. ¡Salga por donde ha venido!
Observé como mientras marchaba a grandes zancadas estrujó con fuerza los puños y blasfemó algo más relacionado con la madre de alguien.
-Muy bien muchacho.- El hombre me miró con aspecto serio. Tuve la sensación de que me sondeaba con su mirada penetrante. No pude aguantarle la mirada.
-¿Cuántos años tienes jovencito?
-Quince señor. ¡Mas dentro de una semana hago mis dieciséis!
-Ummm…-se giró y murmuró algo a dos hombres que tenía en el lado izquirdo, todos con armaduras completas o semicompletas plateadas, tan brillantes que parecía blanco. Levaban el símbolo de un sol rodeado de largos haces de luz que grababan todo el frontal del peto. -Mira chico… Sólo se permite el acceso a partir de los dieciséis… Admiramos tu motivación… pero…
-Monseñor. tuve un sueño… Un sueño que no ha cejado de repetirse desde que nací, algo que me impulsa a convertirme en paladín sea como sea.-dije con una voz cambiada que inspiraba seguridad y decisión.
El juez me miró con los ojos ligeramente abiertos por la sorpresa, se agitó y murmuró a los otros caballeros. Finalmente se dirigió a mi de nuevo.
-Esta bien. Pareces sincero y muy seguro de tus aptitudes… Chico, nunca hemos hecho esto con nadie. Sin embargo no puedo evadirme de la responsabilidad de advertirte lo peligroso de esas pruebas… Su función es encontrar el guerrero perfecto en alma, cuerpo, mente y también en corazón. Pocos son aptos y muchos menos pasan las pruebas.
-Lo tengo en cuenta…
-Bien.-su mirada se hizo más cálida y se dibujó una leve y sincera sonrisa en su anciano rostro.-Mucha suerte chico.
Dos robustos hombres me acompañaron. Pasillo tras pasillo sólo contemplaba maravillas, aquel castillo parecía otra fortaleza dentro de la misma Rhaven. Hasta que nos detuvimos dentro de una sala pequeña donde no había nada mas que una alta mesa de fresno y dos hombres en línea en pie delante de un tercero con la misma labrada armadura que los demás caballeros.
-Fantástico. Ya estamos todos. Gracias Nalk. Gracias Haen.-Era un hombre tan delgado como yo, musculado, tanto que sus delgados bíceps se marcaban en la ajustada cota de malla que recubría cada brazo, y alto, unos dos metros, de ojos verdes rasgados irradiaba un aire de júbilo y optimismo difícil en esos momentos.
-Bien chicos. Mi misión es la de dejaros claros cada punto y cada coma brevemente de lo que va significar vuestra vida en estos momentos, y si la diosa Serea quiere, en los posteriores. -Noté como su mirada me atravesaba dándome ánimos. -Yo no voy hacer vuestro trabajo, por supuesto, pero os digo que una vez tuve que hacerlo para estar hoy aquí. Vosotros, aspirantes, ya habéis dado un primer paso al llegar hasta a mí, pero lo mas difícil aun espera tras esa puerta a mi izquierda. -Señaló una puerta maciza de diseño gótico carente de adornos. -Abrir bien los ojos y vuestras mentes. Estas pruebas no son simples combates de esgrima. Solo nosotros y los hechiceros podemos enorgullecernos de tener un sistema testador tan infalible y a la vez mortal.
-Os daré un último consejo. Nunca nadie a podido salir de ahí sacando una pauta general que describa de que se trata y como resolver las tres pruebas. Sin embargo, si estáis aquí es porque confiáis en vosotros mismos y os conocéis suficientemente para saber como actuar en cada situación. ¡Adelante!
Entramos todos a la vez. Atravesamos el umbral. Y de repente solo estuve yo.
miércoles, 26 de agosto de 2009
II

Darind, península o más bien isla si no fuera por el retazo de tierra que la unía al resto del Viejo Mundo, llamada la Espina, era un país colosal, tan vasto que asemejaba mas a un continente, de paisajes verdes, húmedos e inviernos gélidos. La capital era Rhaven situada en la zona portuaria de la Costa Dentada al noreste desde el centro del país en la provincia estado de Redrevorn. Rhaven, existente desde tiempos remotos, siempre ha sido el núcleo del comercio entre Darind con el resto de tierras que se extienden por el Mundo, incluso fue el origen de la religión mandante en el resto del mundo, el culto a la diosa Serea, así como núcleo de la logística interior de la península, residencia del rey y el consejo nobiliario formado por todos los monarcas de cada estado en que se dividía el país, como eje político, eje social, eje cultural,… y eje del punto de mira de numerosas naciones.
Así es, la riqueza de Rhaven iniciaba a copiosos, y no menos codiciosos, emprendedores a entablar contacto, ya fuera por medio del mas legal de los legales comercios o por medio de las armas. Por si las moscas, el rey progenitor del actual regente expansionó a un ritmo espectacular sus excedentes militares y sus últimas tecnologías bélicas. Hecho que provocó muchas veces, por no decir invariablemente, que toda empresa hostil fuera barrida antes incluso de atravesar las fronteras.
Darind, en efecto no se ajustaba a los hechos entonces, su evolución parecía imparable, su fuerza militar indestructible, sus lujos incontables. Cuando se hablaba de riqueza continuamente se mencionaba Darind. Allí se reunian multitud de razas y criaturas, elfos, humanos, enanos, gnomos, los Lammen,…Todo absolutamente en contra de los hechos habituales en las demás naciones.
Se instauró innovadores sistemas de combate estratégico, como la creación de marcas en las fronteras, donde todo habitante, no nomás no pagaba prácticamente impuestos, exceptuando el cobijo y manutención a las tropas allí estacionadas, sino que además había de encargarse exclusivamente del bloqueo y repelo de toda invasión. Por supuesto, la marca que tenía el honor de aguantar mayor número de ataques era la del sureste tocante con el inconmensurable Viejo Mundo llamada la Comarca Verde dentro de la provincia Surran en el estado de Sagner.
Pero una vez más Darind, o por qué no decirlo, la “excepcional” Darind, no se ajustaba a hechos comunes, puesto que en los últimos años esta marca quedó, sin sobrepasarse diciendo nula, poco explotada.
El honor pasó a la marca noroeste formada por la provincia de Sterlink en el estado de Norlan, la que señalaba el mundo inexplorado, el oscuro y misterioso mundo allende del mar.
La gloriosa provincia resultaba ahora mucho más acostumbrada al conflicto y la pena. Al desastre de la guerra. Puesto que nunca Darind había experimentado con la cruda guerra, al menos no con esa intensidad.
Los nuevos codiciosos no buscaban Darind, buscaban la dominación absoluta. Se hacía llamar el imperio Dorkarl y se sabía que controlaban tierras muy pasadas la línea del horizonte oeste y norte. Y su emperador Hager Von Klum no se mostraba muy abierto a negociaciones. Rendición incondicional o muerte.
Los pasados excedentes militares se desgastaban en esas tierras. Los oficiales desertaban o descubrían nuevas posibilidades en otros bandos. Crecieron nuevos cultos paganos y oscuros, cultos al sacrificio y el dolor. Aunque nadie quería que se impusiera la nueva cultura. Todo el mundo se vanagloriaba creyendo conocer y asegurando la simpleza de los nuevos invasores, lo que nadie sabía, es que lo que se creía saber solo era la punta de un iceberg mucho mas grande.
El nuevo enemigo al que el Viejo Mundo se enfrentaba era terrible. Un enemigo incansable, misterioso, de guerreros de élite, bien equipados y apoyados por artes desconocidas. El estado mas septentrional de Darind ya estaba prácticamente sometido solo restaba la ciudad fortaleza de las montañas de Brun en la marca de Sterlink. Se contaban día a día las bajas de los asedios. La consumación de Darind parecía, al fin, ser posible incluso probable. El mundo temblaba ante el martillazo de Dorkarl.
El hecho de que la marca de Sterlink fuera ahora el muro de contención y Darind no recibiera ataques en dos frentes, se debía a que el quebradizo Viejo Mundo no se encontraba en situación de perder Darind ante los nuevos invasores y posteriormente resistir la guerra venidera. Así pues, no solo habían cejado de codiciar Darind además incluso se apoyaba el país con ejército regular semestral y cualquier tipo de ayuda en todo momento, incondicionalmente, pero siempre sometido a negociaciones y posibles imprevistos.
Nuestra historia comienza en los finales del año 1098 d.C. (Después de la Caída) y gira alrededor de un hombre que tuvo la oportunidad, algunos pensarán desgracia, de poder cambiar el curso de los acontecimientos. Su nombre fue Girean y su nacimiento ya indicaba la revolución en los cimientos del mundo conocido y los albores de una nueva era.
I
En un atardecer helado, oscuro y misterioso cargado de incertidumbre solo era necesario alzar la vista y trabajar un poco las fosas nasales para darse cuenta de la tensión que impregnaban aquellos páramos aquel dia. Pero aquel dia en aquellos páramos había gente valiente.
Los rayos de sol se colaban a través de la visera de su alargado yelmo alado, cosa que le molestaba bastante teniendo los ojos almendrados tan cansados como los tenía últimamente. Hoy no hace frío…, pensó, extraño para un día de pleno invierno…
Era mediados de enero, unas fechas en las que nunca se solía abrir campañas militares, una norma, se podría decir, universal, pero, todo indicaba que nada iba a ser como de costumbre esa vez.
La enorme colina achatada en la que él y su ejército se habían apostado era baja, sobresalía del paisaje monótono y llano que se extendía hacia el oeste, la elevación tenía un gran robledal a las espaldas lleno de anormalmente enormes robles que de la misma forma anormal conservaban las hojas. Todo parecía extraño por aquellas tierras incluso el tiempo parecía haberse alterado.
-¡Comandante Girean! ¡Comandante!- No se molestó en girar la cabeza, sabía de qué se trataba. -¡El enemigo ha sido visto por el noroeste cruzando el río Newa! Nuestros exploradores nos informan de que solo se trata de una avanzada. Pero la fuerza central marcha rauda por el mismo sendero.-Dijo nervioso el robusto hombretón de Rhaven.
-¿Cuándo?
-Probablemente al anochecer milord.
-¿Han habido supervivientes?
-¿Han habido supervivientes?
-Todos aniquilados.
-Perfecto.
Años hacía ya que le habían asignado proteger la conflictiva frontera norte de las posibles, o más bien, constantes, invasiones. Para ello el Rey mismo le presentó a sus “futuros hombres” una hueste de unos apenas dos mil guerreros entre los cuales destacaban Los 50 de la Compañía Exploradora de Rhuned, el escuadrón de ingenieros de Garra de Halcón y las dos alas de caballería ligera, Orgullo de Rhaven, compuesta por casi quinientos valientes jinetes equipados excepcionalmente con lo mejor de lo mejor que entrara dentro del termino “ligero”. Todo esto sin tener en cuenta su veterana escolta de caballeros “pesados”, tanto hablando de equipamiento, como con el trato con el enemigo, la Guardia Alada, y los novecientos restantes como fuerza de a pie selecta bien equipados para la guerra a distancia así como también el cuerpo a cuerpo.
Años…, pensó, que honor me pareció aquella “novedad”…
Una ráfaga de viento gélido repentina le despertó de su ensoñación, le recorrió un escalofrío, ¿quizá esta vez fuera el final? Apartó aquel pensamiento que le acechaba siempre en tales circunstancias.
-Muy bien Galn, ordena a todos los oficiales que se preparen a seguir lo planeado. Incluido al impetuoso de Lancel.
-De inmediato.
-Y…
-¿Si milord?- Los ojos oscuros de Galn y su sonrisa levemente torcida daban mucho a entender y contrastaba mucho con el gesto estoico que intentaba aparentar el comandante.
-Pide a Loenneyr que venga.- Girean se ruborizó levemente y desvió sus ojos castaños ante los verdes de su oficial.
Su altura superaba enormemente a la de su capitán aunque en aquellos momentos le parecía encoger.
-Por supuesto señor.
Mientras miraba el vasto campo que se extendía hacia el suroeste húmedo y helado en casi su totalidad, tocó y miró el medallón plateado con forma de halcón con las alas extendidas en posición de caza que llevaba colgado al cuello, gesto que repetía a menudo. Un regalo importante, sentimental, muy valioso para mí decía a sus más allegados, Un talismán de protección heredado de mi familia decía a los curiosos que se atrevían a preguntar.
Solo se oía el ulular constante del frío viento. No se oían animal alguno y mucho menos pájaros. De improviso un cuervo alzo el vuelo pendiéndose de la vista por el oeste.
Girean suspiró. La noche sería muy larga...
Se giró y dirigió sus pasos lentamente a su tienda, bastante modesta para ser de un comandante de cargo noble en Rhaven.
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